las personas que asumen las tareas del cuidado son integrantes de la propia familia y no reciben remuneración por esto. Imagen freepik
Vamos Belén

¿Cuida usted a una persona dentro de su hogar, ya sea un niño o niña, un adulto mayor o alguien en situación de discapacidad, o simplemente es ama de casa?, todas estas actividades hacen parte de la economía del cuidado que, de acuerdo con la Ley 1413 de 2010, hace referencia al trabajo no remunerado que se realiza en el hogar, relacionado con el mantenimiento de la vivienda, los cuidados a otras personas del hogar o la comunidad y el mantenimiento de la fuerza de trabajo remunerado. Esta categoría de trabajo es de fundamental importancia económica en una sociedad como la nuestra, veamos el porqué. 

En Colombia, el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado (TDCNR) en 2021 representó el 46,6 % de los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, que aumenta al 47,2 % en promedio durante 2022-2023. 

Según el profesor y economista Carlos Mario Londoño, las dinámicas de la economía del cuidado “son temas cruciales para el bienestar de las personas y para el funcionamiento de la sociedad. Incluye el cuidado de niños y de niñas, de personas mayores, trabajos de aseo, trabajo de mantenimiento de la casa y ese concepto de mantenimiento de la casa es un concepto totalmente amplio, que va incluso desde temas de hacer mercado hasta hacer una reparación pequeña o limpieza dentro del hogar”. 

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En esa dinámica, ¿por qué es importante una valoración de la economía del cuidado?, de acuerdo con el profesor Londoño, “se debe partir desde el concepto de la economía, que es una ciencia social, y al ser una ciencia social no solo se debe preocupar por generar riqueza, sino por generar bienestar, y en ese concepto es donde cabe la economía del cuidado». 

Las cifras no mienten, las mujeres aportan más que los hombres

El DANE sostiene que la producción de servicios no remunerados de cuidado equivale al 20 % del Producto Interno Bruto (PIB) del país, dado que alrededor de 30 millones de personas en Colombia cuidan sin remuneración a otras al interior de sus hogares y el 78 % del tiempo que se destina a estos cuidados proviene de las mujeres. 

De igual manera, los números indican que, en el periodo comprendido entre 2022 y 2023, se dedicaron en promedio 96.148 millones de horas anuales a trabajar tanto en actividades dentro de la frontera de producción como en actividades de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado. De este total de horas, las mujeres aportaron 54.902 millones de horas, es decir, el 57,1 % del total, mientras que los hombres participaron con el 42,9 %.

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El profesor detalla que “la entidad estadística en Colombia hace una valoración de las horas de trabajo no remuneradas, tanto de hombres como de mujeres, y eso le permite a uno visualizar que quienes desarrollan en mayor parte las actividades de economía del cuidado son las mujeres. Las mujeres desarrollan 6.6 veces más trabajo no remunerado que los hombres”. 

En ese sentido, el 89 % de las mujeres participan en actividades de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados. Ellas en promedio dedican 7 horas con 14 minutos diarias. Por su parte, solo el 61 % de los hombres participan en estas actividades, dedicando la mitad del tiempo que las mujeres: 3 horas con 25 minutos por día. 

En nuestro país, la carga total de trabajo de las mujeres es de 14 horas con 49 minutos diarios, de las cuales destinan el 49 % al trabajo no remunerado, que incluye el trabajo doméstico y de cuidados. Los hombres, por su parte, presentan una carga total de trabajo de 12 horas con 39 minutos, destinando solo el 27 % al trabajo no remunerado, que incluye el trabajo doméstico y de cuidados.

“Si uno quisiera profundizar un poco más, resulta que el DANE tiene una calculadora de trabajo no remunerado, y en esa calculadora y en el caso de las mujeres, a los precios que está valorando la entidad, serían cerca de 220 mil millones de pesos, mientras que en el caso de los hombres, esto equivale a 60 mil millones de pesos”, puntualiza Londoño. 

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Bajo todo este panorama, las mujeres enfrentan mayores tasas de pobreza por ingresos insuficientes y falta de empleo, aunado a una mayor pobreza de tiempo. De acuerdo con recomendaciones de expertos, se deben promover en el país estrategias de empoderamiento e inclusión económica en las mujeres, para intentar reducir las brechas salariales y sociales que por décadas han subvalorado labores tan importantes y fundamentales en nuestra sociedad, como la economía del cuidado. 

 

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