El primero de diciembre de cada año se conmemora el Día Mundial del sida, una fecha que sirve para visibilizar la situación de millones de personas en el planeta que viven con VIH, aunque lo sepan o no.
En Comunicando Belén nos unimos a esta conmemoración y les proponemos a nuestros lectores algunos elementos de actualidad para reflexionar sobre esta condición.
¿Día Mundial del sida o del VIH?
¿Es lo mismo VIH que sida? La respuesta corta es: no, no son lo mismo. Te explicamos por qué.
El VIH es un virus que pertenece a la familia de los retrovirus y se replica en el organismo humano aprovechándose de unas células específicas de nuestra sangre: los linfocitos T-CD4.
Estos linfocitos hacen parte del sistema inmune del cuerpo, por lo que son fundamentales para detonar la respuesta de nuestras defensas ante diferentes enfermedades.
Cuando el VIH entra en contacto con la proteína CD4 que está en la membrana de estos linfocitos T, le inyecta a la célula un material genético que tiene las instrucciones para crear nuevas copias del virus.
En consecuencia, el linfocito muere y el producto resultante son nuevas copias del virus, listas para buscar nuevos linfocitos.
Si esta situación se sale de control, la persona afectada cuenta con muy pocos linfocitos para hacerle frente a otros virus o bacterias (entre otros patógenos). A esta fase de vulnerabilidad inmune se le conoce como sida, palabra que se forma con las iniciales del Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida.
Para decirlo de otra manera: el VIH es el virus y el sida es una fase a la que se puede llegar cuando la persona vive con VIH. La buena noticia es que de esta fase también se puede salir, como lo veremos a continuación.
Tratamientos actuales: esperanza y optimismo
Los primeros casos documentados de sida datan de comienzos de la década de los ochenta. Durante esos años era un cuadro clínico desconocido, que parecía atacar solo a hombres jóvenes que tenían sexo con otros hombres y que llegaban a los hospitales con síntomas de una neumonía que no debería afectar a este grupo poblacional.
El virólogo francés Luc Montagnier, junto con su equipo, descubrió el VIH en 1983. Este descubrimiento no solo le valió el premio Nobel a Montagnier, sino que marcó el inicio de muchos estudios orientados hacia tratamientos, curas y vacunas.
Estos estudios siguen hasta hoy.
Y es que el VIH es un virus que parecería tenerlo todo planeado (si nos permiten la metáfora, porque los virus no tienen la capacidad de hacer planes). Aunque existan medicamentos que impidan que el virus haga nuevas copias y lo mantengan «a raya», su material genético permanece en el cuerpo y forma un reservorio que no se puede eliminar con la tecnología actual.
Por fortuna, el mundo contemporáneo cuenta con mejores alternativas de terapia antirretroviral (TARV). Estas consisten en unos medicamentos que deben usarse de por vida, pero que neutralizan la capacidad del virus para hacer copias de sí mismo.
La buena noticia es que estos tratamientos son muy efectivos para conseguir la meta más anhelada cuando se habla de VIH: el estado de indetectable. ¿Esto qué significa?
Las personas que viven con VIH deben hacerse controles periódicos para evaluar diferentes indicadores clínicos. Uno de ellos es la carga viral, que equivale a hacer un conteo de copias del virus en una determinada muestra de sangre. Si esta carga viral es menor de 40 (o incluso menor de 20, gracias a los avances en ingeniería biomédica), el resultado aparece como indetectable.
En otras palabras: una carga viral indetectable indica que el VIH no puede hacer copias de sí mismo, está inhibido y la infección se encuentra bajo control. Esto incide en que los linfocitos T-CD4 (las células de defensa, recordemos) no corren peligro y se pueden reproducir, lo que evita que la persona llegue a la fase de sida o, incluso, puede sacarlo de esta fase.
Las personas que conservan una carga viral indetectable tienen la misma expectativa de vida que las demás, de acuerdo con su género, su edad y sus condiciones de vida. Por esto es importante que se mantenga el compromiso con el tratamiento, conocido como adherencia.
Hay otra gran noticia que se relaciona con el indicador de indetectable, como veremos a continuación.
El mensaje en el Día Mundial del sida: «indetectable = intransmisible»
Los tratamientos antirretrovirales (TARV) actuales tienen la capacidad de reducir la carga viral del VIH hasta el nivel de indetectable, como acabamos de ver.
Los últimos avances científicos han logrado un consenso con respecto a que «las personas que viven con el VIH que están siguiendo una terapia antirretrovírica efectiva y han logrado la supresión de la carga vírica no pueden transmitir el VIH al mantener relaciones sexuales«, según lo afirma Onusida en este documento.
Esto quiere decir que las personas que permanecen en el estado indetectable pueden incluso mantener relaciones sexuales y de pareja con personas que no viven con el VIH. Estas parejas se conocen como serodiscordantes, lo que significa que uno de los integrantes de la pareja es seropositivo (es decir, con diagnóstico positivo para el virus) y el otro no lo es.
Además, esta noticia es una manera de combatir los estigmas que aún permanecen en ciertos sectores de la sociedad.
Como ya vimos, en los comienzos de la historia del sida se presentaban solamente casos entre hombres jóvenes que tenían sexo con hombres (conocidos en el ámbito médico como HSH). Con el tiempo, se descubrió que había formas de transmisión sexual o no sexual que tenían incidencia sobre otros grupos poblacionales, como por ejemplo amas de casa o usuarios de drogas intravenosas.
Las campañas actuales se enfocan en difundir el mensaje de que indetectable es igual a intransmisible. Esta es una manera de motivar a las personas que viven con VIH a mantener su adherencia al tratamiento y su estado de indetectable. Al mismo tiempo, es una invitación para quienes no viven con el virus para que dejen atrás temores infundados y estigmatizaciones.
Ya que sabemos sobre la importancia del estado indetectable, hablemos ahora de las metas mundiales con respecto al VIH.
Las metas mundiales sobre VIH: ¿cómo vamos?
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) tiene un órgano dedicado especialmente a ponerle fin a la pandemia de sida en el mundo. Este órgano se llama Onusida y se encarga de articular las políticas con la información recopilada, de modo que se pueda hacer un seguimiento del impacto en la salud pública.
Onusida, con miras a poner fin a la pandemia de sida para el año 2030, había fijado unos objetivos que deberían haberse alcanzado en 2020. A estas metas se les conoce como 90/90/90 y consisten en lo siguiente:
- Que el 90 % de las personas que viven con VIH conozca su diagnóstico.
- Que el 90 % de los anteriores reciba tratamiento antirretroviral de manera continuada.
- Que el 90 % de los anteriores alcance la supresión viral (que presente carga viral indetectable).
El organismo multinacional registra que la situación reportada en 2020 corresponde a un 81/67/59, como lo muestra la siguiente imagen:
Este panorama permite sacar algunas conclusiones que también nos sirven para reflexionar en este Día Mundial del sida:
- Es importante que más personas conozcan su estado serológico. En este sentido, no solo se busca que se puedan aplicar pruebas diagnósticas de manera segura, barata (o incluso gratuita) y masiva, sino también que las personas se concienticen. ¡Saber es mejor que no saber!
- Falta mejorar el acceso de las personas que viven con VIH a un tratamiento antirretroviral adecuado y continuo. Esto es particularmente grave en países de África, pero también en Colombia se presentan no pocas dificultades. Además, la pandemia tuvo un efecto negativo en el suministro de medicamentos para muchas personas.
- Sigue siendo necesario que se visibilicen las historias positivas de personas que viven con VIH y mantienen su carga viral indetectable. De esta manera se logra mayor empatía y respeto por esta población, a la vez que sirve de inspiración para quienes también viven con el virus y para sus parejas, familiares y amigos.
Por fortuna, en todos estos frentes de trabajo hay organizaciones públicas y privadas que dan lo mejor de sí para que estos indicadores mundiales aumenten. En el caso de nuestra ciudad, fundaciones como Más Que Tres Letras o Rasa (por mencionar solo dos) cuentan con equipos humanos comprometidos con esta causa.
Para mayor información, invitamos a nuestros lectores para que busquen a dichas fundaciones en sus redes sociales. ¡Estamos seguros de que aprenderemos muchísimo!
Esta nota se realizó gracias al apoyo y a la información suministrada por la Fundación Más Que Tres Letras en alianza con Laboratorios Richmond Colombia.