Empezar a hacer ejercicio físico en tiempos de coronavirus y no fallar (tal vez) en el intento

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Vamos Belén
Por David Barrera Acosta
Colaborador

¿A quién no le gusta hacer ejercicio? Realmente a muchos: para la mayoría es un esfuerzo adicional que no les genera el mínimo interés por probarlo. El hecho de tener que sacrificar una hora en la que se puede ver una serie, una película o pasar un buen rato en redes sociales, puede no ser lo más agradable al iniciar con el ejercicio.

Para mí hacer ejercicio era justamente eso, una actividad no muy llamativa por allá cuando tenía 15 años. Afortunada o desafortunadamente, algún día me dio por empezar a trotar. Recuerdo que, sin saberlo, me encontraba caminando desde mi casa hacia una cancha que quedaba a unos 20 minutos, para luego trotar durante 15 minutos en esta y finalmente devolverme a casa caminando durante otros 20 minutos: en total 55 minutos. De un día para otro me cambió el chip, de algo que solo pensarlo me daba pereza, a que cuando pensara en esto me diera un boom de energía. No sé mucho acerca de por qué cambié ese patrón mental tan rápido en aquella época, sabiendo que a la mayoría les cuesta mucho empezar, mantenerse y sacrificarse, hasta al final tirar la toalla o, en el caso de los que siguen haciendo ejercicio, crear un hábito.

Libro «El poder de los hábitos» de Charles Duhigg

¿Qué es crear un hábito? Justamente estoy leyendo un libro sobre cómo se crean los hábitos llamado El poder de los hábitos de Charles Duhigg, en el cual expone que las bases para crear un hábito consisten en tres: una señal, una rutina y una recompensa. Este proceso debe realizarse mas o menos durante unos 21 a 30 días, en los cuales el cerebro entiende que lo que estás haciendo es importante y debe guardarse como algo que se puede hacer automáticamente en un futuro sin que genere mucho esfuerzo; y justo ahí está la clave: una vez que iniciar una actividad no nos genera tanto esfuerzo, es porque ya es un hábito y, si ya es un hábito, por más pereza, bajones de ánimo o situaciones en contra, el cerebro buscará una manera para que sigas cumpliendo con tu hábito.

Y ahora si, como venía contando, mi cambio fue de un día para otro, sin mucho esfuerzo y no sé por qué. Esto te puede pasar a ti o puede que no, pero nunca se sabe si no se intenta, o si ya se ha intentado antes y no has conseguido los resultados esperados, esta es una oportunidad para hacerlo de nuevo, pues probablemente esta vez si se dé y ya te diré por qué. En estos tiempos del coronavirus, es posible que tengamos un poco de tiempo disponible aparte del que normalmente tenemos y ahí es cuando tal vez podamos hacer ejercicio.

Por el mero hecho de no saber qué me motivó tanto, o al menos no recordarlo, cuando estaba más joven, no quiere decir que no hubiese algo que me generara el bucle que plantean en libro de los hábitos: primero una señal, la cual consiste en una especie de “ritual” en el que te dices a ti mismo que es hora de hacer ejercicio, que puede consistir en una alarma a una hora determinada, o ver al despertarse, la ropa deportiva ya arreglada para cambiarte, entre otras cosas que cada quien puede hacer para empezar. Luego viene la rutina, que consiste en obviamente hacer ejercicio (la parte maluca) y sufrir un poquito.

En internet se encuentran lecciones gratuitas para hacer abdominales en casa.

Aquí les cuento que no es necesario tener un gimnasio en la casa para ejercitarse: se puede comenzar saltando un poco como si se tuviese una cuerda, o si se tiene una pues mejor; se pueden hacer abdominales y flexiones, así como otros ejercicios que fácilmente se puede encontrar en Youtube usando el peso corporal; si con el peso corporal no es suficiente o si quieres usar pesas, se puede llenar un morral de libros u objetos que tengas a la mano, para luego usarlo como pesa o colgártelo de “donde sea” para generar más peso. Pero bueno, nada de esto deja de ser un esfuerzo o algo que nos incomoda, y en estos tiempos de estrés y de tanto confinamiento, lo último que queremos es generar más de esto, pero aquí es donde entra la parte buena del asunto para generar hábitos, la cual es la recompensa.

La tercera base de creación de un hábito, la parte que si no existe en el rompecabezas no se hace nada realmente y todo sigue siendo solo dolor, la recompensa, suena como algo llamativo y realmente lo es, ya que consiste en algún incentivo o premio que te das por haber realizado la serie de ejercicios. Puede ser ver un capitulo de una serie, comer un pequeño trozo de chocolatina (solo un trozo porque si nos comemos todo la cag****), escuchar música que te gusta, en fin: la idea es tener algo que justamente solo hagamos después de cumplir con nuestra rutina. Conscientemente nos daremos cuenta de que de esta manera se puede pasar por ese esfuerzo, por ese dolor inicial, y si al final te decidís por hacerlo, ya no solo será conscientemente sino que también subconscientemente tu cerebro empezará a darse cuenta de que hacer ejercicio no es tan malo como pensabas y serás vos mismo o vos misma quien, sin saberlo, te vas a empujar. En ese momento sabrás que tenés el hábito de hacer ejercicio (en tiempos de coronavirus) antes de que termine la cuarentena. 

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