Existen mitos que comúnmente se han extendido de generación en generación, terminando por volverse algo natural, universal y tomado como verdadero. ¿Será la psicología hoy en día uno de estos? Pues tristemente así es, actualmente han ido surgiendo diversas creencias alrededor de la psicología como profesión, sobre su labor y su gran aporte necesario en la salud mental.
Una de las creencias comúnmente utilizadas y replicadas es el escepticismo hacia la psicología y con ella a los psicólogos. Hoy en día es muy normal escuchar a las personas afirmando que “no creen en la psicología”, “no confían en los psicólogos” y que estos “no son necesarios para hablar de sus problemas”.
Pues bien, un psicólogo es una persona profesional y preparada con la capacidad de orientar y acompañar. Es un profesional de la salud mental con las herramientas necesarias para ayudar a comprenderse y encontrarse consigo mismo. Además ofrece la posibilidad de ayudar a enfrentar aquellas situaciones que pueden verse como difíciles, estresantes y problemas agobiantes, entre muchas cosas más.
Muchos dirán: “un amigo me puede ayudar mejor o el tiempo lo cura todo”. No se pueden negar estas afirmaciones, el apoyo social y las amistades son factores que sirven de apoyo y de protección frente a los problemas y las dificultades, sin embargo, en ocasiones no es suficiente. Si bien los consejos y la palabra del otro alivien un poco, pueden no ser lo suficientemente objetivos para la situación que se está viviendo. Por otro lado, el tiempo es un elemento fundamental para tramitar y darle un lugar a lo que ocurre. No obstante, el tiempo por sí solo no brindará la solución que se necesita. Los medicamentos en una herida son tan necesarios como un psicólogo para superar alguna de las situaciones anteriormente mencionadas.
Erróneamente se escucha decir que, ir al psicólogo es aceptar que “soy débil” o “al psicólogo solo van los locos”. Cuando una persona acude a un psicólogo sea por decisión propia, por sugerencia de alguien más, o por petición de un médico u otro profesional de la salud, esto solamente significa que la persona presenta un problema o una dificultad a la cual hay que hacerle seguimiento. En este caso buscando ayuda especializada por parte de un profesional que lo evaluará y guiará en un tratamiento psicológico apropiado, responsable, y con la delicadeza necesaria. Más que una señal de debilidad es un acto de responsabilidad consigo y con su salud mental.
Así pues, podemos ver como sobre la psicología y los psicólogos circulan y surgen infinidad de mitos, podríamos seguir nombrando muchos más: “los psicólogos solo me van a dar pastillas”, “los psicólogos leen la mente”, entre otros. Los mitos se convierten en creencias que desinforman y no permiten que las personas realmente reconozcan la importancia de la psicología. Los psicólogos no leen la mente y la psicología no medica.
Para concluir, la invitación es a la información de la fuente del protagonista: la psicología. Reconocer su importancia representaría un cambio en la manera en la que la sociedad percibe la salud mental. Asistir al psicólogo es una manera de cuidar de sí mismo. Significa un apoyo en las situaciones difíciles de la mano de un profesional que puede brindar un panorama amplio sobre cómo afrontar lo que acontece a lo largo de la vida.
Edward Pérez Sepúlveda.