Por Sebastián González Pérez
Colaborador
Dicen que los cartones y papeles solo tardan entre 1 y 2 años para degradarse en el ambiente pero eso depende: si los envases de papel y de cartón no tuvieran químicos y tintas, y si llegaran limpios y sin otros elementos a la intemperie, su tiempo de degradación si sería de uno a dos años, pero ese tipo de cartón y papel no es el que suelen fabricar y tampoco el que consumimos, pues las marcas necesitan diferenciarse de las demás; por ejemplo, los envases o cajas que llegan en los domicilios de pizzas y comidas rápidas, o los vasos en que nos sirven los alimentos o cafés, o los cubierto ecológicos, cada uno de esos elementos no solo tienen papel, cartón o madera, sino que también tienen recubrimiento en aluminio o en plástico, tintas, tapas plásticas, así como productos químicos para eliminar sustancias como la resina que pueden afectar la calidad del papel.
Todo eso hace que ese tipo de envases no sean fácilmente biodegradables ni reciclable. Por eso, es probable que terminen en un relleno sanitario junto a más materiales que nunca se van a degradar, contaminando el suelo y el agua.
Según la EPA (Agencia de Protección Ambiental de EE.UU.), los rellenos sanitarios alrededor del mundo son los responsables del 10% de emisión de gases metano, CH4, uno de los gases de efecto invernadero más potente que provocan el cambio climático.
Además de la contaminación del aire, la tierra y el agua, la mala gestión de los residuos tiene efectos perjudiciales para la salud pública (por la contaminación ambiental y por la posible transmisión de enfermedades infecciosas vehiculizadas por los roedores que los habitan) y degradación del medio ambiente en general, además de impactos paisajísticos. Asimismo, la degradación ambiental conlleva costos sociales y económicos tales como la devaluación de propiedades, la pérdida de la calidad ambiental y sus efectos en el turismo.
Así mismo, por cada kilo de papel que se fabrica se emiten 3,3 kilos de CO2 y para producir una tonelada de papel se talan aproximadamente 24 árboles; por lo tanto, consumir un producto pensando en que se puede degradar fácilmente en el ambiente no es consumir de manera responsable.
Si todos ponemos nuestro granito de arena, manejamos bien los residuos y tratamos en lo posible de darle buen uso a los materiales biodegradables, buscando alternativas que no afecten el empaque, seguramente nuestro medio ambiente no estaría enfermo. Prohibir materiales no es la solución: reducir, reciclar y reutilizar sí lo es.
#QuedateEnCasa, #PrevencionyAccion #ComunicandoBelen #MedioAmbiente