Dado que la infección provocada por el coronavirus SARS-CoV2 es relativamente nueva, los expertos continúan estudiando sobre su evolución y posibles consecuencias. ¿Me dio COVID-19 y ahora qué?
Lo que se conoce hasta el momento, es que no se puede generalizar en cuanto a los síntomas, tratamiento y afectaciones que puede llegar a sufrir una persona que cursa con el virus de la COVID-19.
Sin embargo, los galenos concuerdan en recomendar ejercicio físico de baja intensidad, para recuperar el normal funcionamiento del sistema cardiorrespiratorio.
En ese sentido, Yesenia Cadena, fisioterapeuta especialista en Cuidado Crítico, afirma que «la recomendación es realizar cualquier actividad física de baja intensidad como caminar o generar ejercicios en casa».
Sin embargo, la experta indica que «no se puede generalizar en tipos de ejercicios, pero la invitación es a mantenernos activos; lo que queramos hacer, pero no quedarnos quietos, así sea ir media hora al parque y darle tres vueltas».
Disnea y fatiga
La disnea es la sensación de falta de aire y, junto a la fatiga, son los dos síntomas más recurrentes entre los pacientes que cursan la COVID-19.
«La sensación de esfuerzo aumentado al realizar ciertas actividades que antes hacíamos con normalidad. Este es uno de los síntomas que podría dejar como secuela la enfermedad por el virus de la COVID-19″, detalla la fisioterapeuta.
Generalmente todos los pacientes que padecen el virus están en tratamiento de rehabilitación en casa, que viene dado por una prescripción y orden médica.
«Toda actividad física que yo genere en mi proceso de rehabilitación debe ser supervisada y previamente asesorada por un experto», señala Cadena.
Síntomas persistentes
Según la literatura científica, los síntomas persistentes varían según el estado inmune del paciente. Sin embargo los síntomas que tienen más probabilidad de permanecer son, además de la disnea y la fatiga, molestia en el pecho y tos.
Según el sistema UpToDate, recurso clínico de divulgación científica basado en evidencia, otros síntomas que podrían perdurar varias semanas son la pérdida del olfato o el gusto, dolor de cabeza, congestión nasal, dolor en las articulaciones o en los músculos, dificultad para dormir o comer, sudoración y diarrea.
«Para los médicos no es fácil predecir cuándo mejorarán los síntomas, ya que esto varía para cada persona. Su recuperación dependerá de su edad, su estado de salud general y la gravedad de sus síntomas de la COVID-19. Algunos síntomas, como la fatiga, podrían persistir incluso si otros mejoran o desaparecen», según detalla UpToDate.
Sin embargo, en la mayoría de las personas los síntomas desaparecen entre 10 y 14 días después del comienzo de la infección. Es importante que hable con su médico para determinar cuándo se considera que ya superó la enfermedad y que no puede contagiar.
De acuerdo con Cadena, «generalmente se ha visto que la mejoría de los síntomas se da luego de las tres semanas de recuperación de la infección por el virus».
Por último, la experta resalta que en todo caso la afectación por el virus debe estar siempre guiada, debido a la sintomatología que el paciente presenta durante su episodio activo de la infección.
Es cierto que muchas personas infectadas no se enferman de manera grave. Sin embargo, es imposible saber quiénes se recuperarán rápidamente y quiénes tendrán síntomas persistentes.
Por lo anterior, la única manera de prevenir un episodio grave de la enfermedad es la vacunación, medida en la que enfatiza todo el personal sanitario, puesto que es «la única manera de generar inmunidad y hacer que este virus se disminuya», concluye la doctora Yesenia Cadena.