Mucho se ha hablado en los últimos meses acerca de las vacunas contra la covid-19. La red se llena de noticias, comentarios y preguntas acerca del proceso de salud pública más importante de nuestro tiempo.
Sin embargo, siguen circulando mitos e informaciones falsas que se vuelven tan virales como el propio coronavirus.
Por eso, en esta ocasión nos tomamos el tiempo de abordar algunas claves para que conozcas más acerca de las vacunas, incluyendo aquellas disponibles en nuestro país.
Puedes leer el artículo completo o utilizar la tabla de contenido para navegar a la pregunta de tu interés.
¿Qué es una vacuna?
Las enfermedades infecciosas (incluyendo la covid-19) se transmiten a través de agentes llamados patógenos, que usualmente son virus o bacterias. Estos patógenos llegan a nuestro cuerpo y se reproducen allí, aprovechando las condiciones favorables que algunos órganos o tejidos les ofrecen.
Para defenderse de esta amenaza, nuestro cuerpo tiene unas células especializadas llamadas linfocitos.
También conocidos como glóbulos blancos, los linfocitos atacan a los virus o bacterias para evitar su propagación y, de este modo, controlar la enfermedad.
Los linfocitos «aprenden» a reconocer algunas moléculas presentes en los patógenos, de manera que concentran su acción en estos y dejan intactas a las células sanas.
Las vacunas son una forma de acelerar este aprendizaje. Se componen de un agente (llamado antígeno) que contiene las mismas moléculas de los patógenos, pero no tiene la capacidad de reproducirse sin control que podría ocasionar una enfermedad.
Para decirlo de otro modo: las vacunas le presentan a nuestro organismo aquello de lo cual debe defenderse, lo que mejora muchísimo la capacidad de respuesta y previene el desarrollo de una enfermedad.
¿En qué consisten las vacunas contra la covid-19?
Lo primero que debe señalarse es que el patógeno causante de la covid-19 es un tipo de coronavirus llamado por los científicos SARS-CoV-2.
Este es solo uno de los varios tipos de coronavirus que existen. De acuerdo con National Geographic, se han identificado 7 tipos de coronavirus, entre los cuales se incluyen viejos conocidos de la humanidad como el causante del resfriado común.
Los coronavirus tienen una estructura esférica dotada de puntas o espículas, las cuales contienen las proteínas necesarias para reproducirse. La particular forma que tienen hace recordar a una corona y de ahí proviene su nombre.
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Pero volvamos al coronavirus que nos interesa.
El nombre de este virus se compone de la sigla SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave, en inglés), la partícula CoV (indica que es un coronavirus) y el número 2 (es el segundo coronavirus de este tipo que se conoce), según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Al principio se le conoció como «nuevo coronavirus» y se detectó por primera vez en octubre de 2019. La enfermedad que causa recibió luego el nombre de covid-19 (palabra formada por CoronaVirus Disease o enfermedad por coronavirus y el año del primer registro).
Ahora bien: las vacunas desarrolladas hasta el momento contienen agentes que le enseñan a nuestro sistema inmune cómo defenderse frente a este nuevo patógeno, frente al cual no teníamos defensas efectivas.
¿Por qué se desarrollaron tan rápido estas vacunas?
Como ya dijimos, este coronavirus es el segundo que se conoce capaz de desarrollar el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS).
El primero recibió el nombre de SARS-CoV y, según National Geographic, causó más de 8.400 contagios en 26 países. El brote se registró en noviembre de 2002 y se declaró controlado para mediados de 2003.
Durante este tiempo, diferentes científicos en el mundo han trabajado con la estructura genética y molecular del SARS-CoV. Esto permitió ganar mucho tiempo en conocer cómo se compone y cómo se comporta este coronavirus.
El SARS-CoV-2 es una especie de primo genético de aquél registrado en 2002. Por esta razón, el tiempo que pasó entre su detección y la elaboración del genoma viral (el «mapa» que permite entender la composición genética del virus) fue bastante corto, de apenas unos meses.
Adicionalmente, se había avanzado en algunas versiones experimentales de vacunas contra el primer coronavirus causante del SARS. Este fue el punto de partida de varias investigaciones que terminaron en el desarrollo de las vacunas disponibles actualmente.
Por último, la declaratoria de la pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) permitió acelerar muchos trámites, lo que agilizó enormemente los estudios clínicos. De esto hablaremos más adelante.
¿Qué tipos de vacunas contra covid-19 se aplican en Colombia?
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Clínica Mayo de los Estados Unidos, existen varios tipos de vacunas contra la covid-19 según el método con el que se fabrican.
Las vacunas que se han aplicado en Colombia se agrupan en 3 categorías:
- Emplean directamente un virus diferente al SARS-CoV-2 y que resulta inofensivo, el cual ingresa al organismo de manera controlada. A estas se les conoce como vacunas basadas en un vector.
- Usan una versión desactivada del propio coronavirus. Se les denomina vacunas de virus inactivado.
- Se basan solo en una pequeña parte del material genético (ARN) del patógeno. Son conocidas como vacunas de ARN mensajero o ARNm.
A continuación, veremos brevemente en qué consiste cada grupo y cuáles marcas o farmacéuticas corresponden a cada uno.
Vacunas basadas en un vector
La Clínica Mayo explica que para estas vacunas «el material genético del virus de la covid-19 se coloca en una versión modificada de otro virus (vector viral)».
Este virus vector entra en las células y deposita allí el material genético, con el cual se dan instrucciones para copiar una proteína que se encuentra en la capa externa del SARS-CoV-2.
De esta manera, los linfocitos reconocen dicha proteína y aprenden a reaccionar frente a ella, lo que fortalece la respuesta inmune para combatir la infección.
Cabe señalar que el virus vector es inofensivo para el organismo. Su función es servir de envoltorio para el material genético que activa la producción de la proteína.
A este grupo pertenecen las vacunas de Janssen (de la farmacéutica Johnson & Johnson) y AstraZeneca.
Vacunas de virus inactivado
Aquí se emplean métodos ya conocidos por la ciencia para desactivar un virus.
Cabe recordar que los virus no son organismos vivos en el sentido estricto de la palabra, sino que son más bien moléculas con material genético (ARN) que les permite hacer copias de sí mismas. Por esto, no se habla de que un virus muere sino que se inactiva.
Estas copias inactivadas del virus son las que ingresan al organismo. Los linfocitos reconocen las proteínas de estos –por así decir– cadáveres de virus y desencadenan la respuesta inmune.
Por supuesto, los virus inactivados no tienen la capacidad de replicarse y por lo tanto no pueden causar la enfermedad. Adicionalmente, las vacunas basadas en virus inactivados suelen necesitar 2 o hasta 3 dosis para mantener la inmunidad.
De las vacunas disponibles en Colombia, la vacuna CoronaVac (de la farmacéutica china Sinovac) pertenece a este grupo.
Vacunas de ARN mensajero o ARNm
Se trata de la tecnología más reciente en el campo de las vacunas. Incluso, la OMS afirma que las vacunas contra la covid-19 de este tipo son las primeras en la historia que pasan a las fases avanzadas de estudios y se aplican de manera masiva.
Estas vacunas funcionan de manera similar a las del primer grupo pero tienen una diferencia fundamental: no utilizan un virus vector para transmitirse.
Lo que se hace con esta técnica corresponde al ámbito de la genética. Se extrae una pequeña porción del código genético (ARN) que, cuando entra en contacto con el ADN humano, detona la producción de aquella proteína que reconocerán los linfocitos.
Este segmento del ARN, que se incorpora directamente en el compuesto, se conoce como ARN mensajero o ARNm. Su función es servir de plantilla para la fabricación de la proteína específica.
Hay que mencionar que esta estrategia no modifica al ADN original, sino que interactúa con él para estimular la producción de la mencionada proteína.
Usualmente, las vacunas de ARNm requieren de temperaturas muy por debajo de los 0° C para mantenerse, por lo que se necesitan ultracongeladores capaces de almacenarlas en óptimas condiciones.
Esta tecnología es la base de las vacunas fabricadas por Pfizer-BioNTech y Moderna.
¿Qué componentes tienen las vacunas?
Cada vacuna tiene una composición diferente, dependiendo del tipo de vacuna del que se hable (ver el título anterior) y de las especificaciones técnicas de cada fabricante. Sin embargo, hay algunas características que son comunes a todas las vacunas.
La primera es que sus componentes son seguros para el empleo masivo en seres humanos. Aunque es cierto que algunas personas han reportado efectos colaterales que van de moderados a graves, se trata de un porcentaje mínimo de las muestras registradas.
Otra característica en común es que se incluyen al menos 4 tipos de componentes:
- El antígeno: es el componente principal de la vacuna, pues su interacción con el organismo es la que desencadena la respuesta inmune. Como ya vimos, puede ser un virus o bacteria, o bien una parte del mismo (incluyendo segmentos del código genético o de alguna proteína específica).
- Adyuvantes: son compuestos que contribuyen al funcionamiento de la vacuna. Son, por así decir, los que mejoran la efectividad del antígeno y la respuesta de nuestro cuerpo frente al patógeno.
- Conservantes: como en el caso de ciertos alimentos, estos componentes sirven para mantenerlos en condiciones óptimas durante cierto tiempo.
- Estabilizantes: son los que hacen que la mezcla resista a las condiciones propias del transporte y almacenamiento, lo que es crucial para la distribución masiva de las dosis.
Por último, hay que señalar que las vacunas no incluyen elementos como microchips o cualquier otro dispositivo similar.
¿En qué consisten los estudios para aprobar el uso de una vacuna?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que el proceso para las vacunas es igual de riguroso al de cualquier otro medicamento. Esto significa que se requiere de determinado tiempo –y presupuesto– para la producción, el trabajo de campo, la recolección de los datos y el análisis de la información.
En el caso de las vacunas contra la covid-19 se han acelerado los tiempos. Esto no significa que se pierda rigor científico, sino que la declaración de la pandemia permitió acelerar muchos trámites que en condiciones normales podrían tardar meses o años.
El primer paso para probar una vacuna es su administración en animales. Aquí se toman los primeros datos relativos a seguridad y efectividad frente a la enfermedad que se pretende combatir.
Luego de esto inicia el estudio en seres humanos, que se desarrolla en 3 fases:
- Fase I. Según la OMS, en esta fase «se administra la vacuna a un pequeño número de voluntarios, a fin de evaluar su seguridad, confirmar que genera una respuesta inmunitaria y determinar la dosis correcta».
- Fase II. El número de personas que reciben la vacuna experimental ahora es de cientos. Se busca que tengan las mismas características de la población a la que se vacunará (principalmente en edad y sexo). Además, aquí se administra la vacuna solo a un número determinado de participantes, mientras que los demás reciben una sustancia neutra conocida como placebo.
- Fase III. Se incrementa la cantidad de voluntarios a miles. Usualmente, las pruebas de fase III se llevan a cabo en diferentes países. También se establece un grupo que recibe el placebo. Como en todas las fases, se monitorea cuidadosamente la respuesta de los participantes para registrar la efectividad y los efectos secundarios.
Los trámites que debe surtir una vacuna no terminan aquí. Una vez disponibles los resultados del estudio, las farmacéuticas deben contar con la autorización de los organismos o autoridades en salud para su distribución. También se mantiene una estrecha vigilancia mientras se efectúa la vacunación.
¿Cuál es la mejor vacuna para aplicarme?
Debido a la variedad de vacunas que han llegado a Colombia, se ha escuchado a personas que quieren saber acerca de la efectividad, la cantidad de dosis o los posibles efectos adversos que tiene cada una. Incluso, algunas personas han postergado su vacunación hasta que encuentren la vacuna de tal o cual marca.
¿Cuál de las vacunas es la mejor?
La respuesta rápida es: la que me pongan, cualquiera sea.
La respuesta completa requiere algunos argumentos.
En primer lugar, todas las vacunas tienen altísima efectividad en lo que más importa: prevenir la enfermedad grave o la muerte. Incluso ahora que la variante delta está en circulación en nuestro país, cualquier vacuna incluida en el Plan Nacional de Vacunación tiene altos índices de efectividad.
Además, las vacunas se van administrando a la población dependiendo de la disponibilidad de dosis en el país y de cuestiones logísticas, como el acceso a ultracongeladores o la lejanía de ciertos territorios. Hay zonas apartadas en las que es más práctico administrar la vacuna Janssen (de una sola dosis), por ejemplo.
En cuanto a los efectos secundarios, todas tienen más o menos las mismas probabilidades de ocasionar molestias similares. Los casos en que se presentan complicaciones serias son rarísimos e igual se someten a vigilancia y seguimiento por parte de las autoridades en salud. Por esto es importante reportar de inmediato cualquier alteración de moderada a grave, en especial si pasan varios días sin mejoría.
Por otra parte, las vacunas que se aplican en Colombia cuentan con la aprobación de organismos y autoridades en salud del orden internacional. Esto hace que la inmunización en nuestro país sea considerada segura por otras naciones a la hora de viajar.
Finalmente, ¿nos preguntamos por la marca de las vacunas que nos pusieron de niños, o bien de las que les aplican a nuestros niños? Podemos asegurar que no somos tan exigentes a la hora de recibir, por ejemplo, la vacuna contra la tuberculosis, a pesar de que es una de las más antiguas existentes (¡tiene más de 80 años!) y su efectividad no es tan alta como la de las vacunas contra covid-19.
¿Qué pasa si no me vacuno?
Por una u otra razón, hay personas que no se han vacunado a pesar de que cumplen con los requisitos para hacerlo.
No vacunarse significa que una persona tendrá un riesgo mayor de desarrollar una enfermedad grave, que podría llevarle a necesitar de cuidados intensivos para ayudar artificialmente a la respiración… o incluso a la muerte.
Adicionalmente, a medida que la vacunación va llegando a cada vez más personas, muchos sectores de la economía se han reactivado.
Esto trae como consecuencia que haya nuevamente personas en las calles y, aunque estén vacunados, muchos siguen ignorando las medidas de autocuidado. Así se convierten en focos de contagio para otras personas.
Por otra parte, algunos dicen que ya tuvieron covid-19 y apenas tuvieron síntomas. Afirman que esto les ha brindado la inmunidad necesaria y por eso la vacuna sobra.
Frente a esto cabe responder que no hay estudios concluyentes acerca de la inmunidad adquirida luego de la enfermedad, mientras que las vacunas han pasado por investigaciones rigurosas (como ya lo explicamos). Además, algunos casos de reinfección dan pie para pensar que sí se puede contraer el virus después de haberlo padecido una vez.
¿Qué es la inmunidad de rebaño?
Cuando los españoles conquistaron América, usaron –sin querer– un arma letal con la que diezmaron a la población nativa. No hablamos solo de los caballos o de los hierros: nos referimos a las enfermedades.
En efecto, con los conquistadores llegaron a nuestro continente múltiples patógenos que se habían esparcido por Europa. Mientras los españoles apenas tenían síntomas, porque sus cuerpos ya sabían defenderse frente a estos patógenos, las infecciones se regaron mortalmente entre los americanos.
Los pueblos de América carecían de algo llamado cotidianamente «inmunidad de rebaño».
En términos de salud pública se habla de inmunidad colectiva. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta se presenta cuando «una población se vuelve inmune, ya sea como resultado de la vacunación o de haber presentado la infección con anterioridad».
Los españoles de nuestro ejemplo pertenecen al segundo grupo, pero tuvieron que pagar muy cara su inmunidad. Enfermedades como la peste acabaron con la vida de millones de personas en la Europa medieval.
Así pues, se pretende alcanzar la inmunidad colectiva contra la covid-19 por la vía de la vacunación masiva, como viene sucediendo en Colombia.
¿Y cómo saber cuándo una población ha alcanzado la inmunidad colectiva? Es difícil de decir porque cada enfermedad tiene su propia medida: según la OMS, para el sarampión se requiere vacunar al 95 % de la población, mientras que para la poliomielitis la cifra es del 80 %. Téngase en cuenta que la covid-19 es una enfermedad muy nueva para la humanidad.
Lo que sí se puede afirmar es que mientras más personas estén inmunizadas (con el esquema de vacunación completo), menor será la probabilidad de difusión del virus.
¿Las vacunas actuales son efectivas contra las nuevas variantes del virus?
Actualmente, existen en el mundo diferentes variantes del SARS-CoV-2, el coronavirus causante de la covid-19. De ellas hay 4 conocidas como variantes de preocupación, entre las cuales destaca en los últimos días la llamada variante delta.
Según lo informó la doctora Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las vacunas disponibles siguen siendo efectivas para prevenir las formas graves de covid-19 incluso con dichas variantes. La directora dijo que «hasta el momento, la OPS ha constatado que el impacto de las variantes de preocupación en la eficacia de las vacunas contra la COVID-19 ha sido mínimo».
Un reporte publicado recientemente por la Universidad Javeriana afirma que en países como Inglaterra, donde la variante delta ya es dominante, hay estudios que muestran una alta efectividad de las vacunas para prevenir la enfermedad grave y la muerte.
Aún es muy pronto para tener estudios más concluyentes. Por ejemplo, la llegada de la variante delta a Colombia fue confirmada apenas el pasado 24 de julio por parte del Instituto Nacional de Salud (INS).
Sin embargo, lo que muestra la tendencia internacional es que la vacunación sigue siendo altamente efectiva frente a delta y a las demás variantes de preocupación. Este es un motivo más para acudir a vacunarnos tan pronto como estemos habilitados en el Plan Nacional de Vacunación.
¿Dónde puedo obtener información confiable sobre las vacunas?
Si quieres ampliar más sobre algún aspecto de los que mencionamos en esta entrada, o bien tienes preguntas que no abordamos, te invitamos a que busques fuentes confiables para informarte.
Aquí te sugerimos algunas fuentes oficiales:
- Organización Mundial de la Salud (OMS). Es la máxima autoridad mundial en temas de salud y pertenece a la Organización de las Naciones Unidas. Tiene un sitio web completo dedicado a las vacunas.
- Organización Panamericana de la Salud (OPS). Adscrita a la OMS, se concentra en las Américas y es la máxima autoridad en salud en nuestro continente. También tiene un sitio web dedicado a las vacunas.
- Ministerio de Salud de Colombia. Depende de la Presidencia de la República y es el encargado del Plan Nacional de Vacunación. Su sitio web sobre vacunación incluye información acerca de dicho plan y otros datos que pueden resultar de interés.
Finalmente, puedes consultar el sitio web oficial de las compañías farmacéuticas para conocer detalles específicos de cada vacuna (algunos sitios te pedirán aceptar las cookies):
- AstraZeneca
- Moderna
- Pfizer-BioNTech
- CoronaVac (en inglés)
- Janssen (en inglés)
A mí me pusieron la Janssen y vivo en Medellín