Por: Steve Jota
Esta semana vimos cómo uno de los mayores puntos de encuentro ciudadano en nuestra comuna fue cerrado de manera indefinida.
El Parque Belén fue «aislado» como una de las disposiciones de la Alcaldía de Medellín en estos días de pandemia.
La excusa es simple: evitar aglomeraciones, reuniones o ventas ambulantes, debido «al alto riesgo para habitantes y transeúntes al no cumplir las normas de bioseguridad», según indicó la Administración.
Imágenes como estas eran cotidianas y normales, ahora estas acciones representan un riesgo para la salud. Los parques pasaron de ser un sitio de escape y ocio a un foco de contagio.
En su mayoría los adultos mayores son quienes llevan a cuestas en gran parte la afectación emocional y psicológica por la pandemia.
Es así como el Parque Belén se caracteriza por ser visitado en gran medida por la población de adultos mayores.
A pesar de la contingencia continuaban visitando el parque y seguían con su cotidianidad.
Por eso era normal encontrarlos jugando parqués, lustrando sus zapatos, leyendo el periódico o tomando tinto con su amigos. La pandemia no detuvo estas costumbres.
Debido a lo anterior, la Alcaldía de Medellín desde el 14 de julio de 2020 decidió cerrarlo de forma indefinida, para evitar que se continúe con estas costumbres y se convierta en un foco de contagio.