Eliana Fernanda Plaza Durango
Estudiante de odontología
Universidad de Antioquia
Expresiones como «me sangran mucho las encías» o «siento los dientes flojos», son frases que escuchamos a diario durante la atención clínica de nuestros pacientes.
Y es que claramente la enfermedad de las encías, o bien llamada la enfermedad periodontal, es motivo de consulta frecuente en nuestra atención.
La periodontitis es una enfermedad inflamatoria y una grave infección de las encías que daña el tejido blando (encías) y que, sin tratamiento, puede destruir el hueso que sostiene los dientes llevando así a la perdida de estos.
¿Qué puede ocasionarla?
Parece increíble, pero el factor que más desencadena enfermedades bucales es la mala higiene oral y en este caso no es diferente.
Sin embargo, también encontramos otras causas que actúan de manera conjunta como lo son el tabaco y la diabetes mellitus que han sido descritos como factores de riesgo verdaderos tras amplios debates en la literatura.
Signos y síntomas
•El sangrado de encías: espontáneo o durante el cepillado, y el enrojecimiento. Que la encía sangre no es normal.
•Pérdida de encía o percepción de dientes más largos.
•Movilidad o separación de los dientes.
Sin embargo, en personas fumadoras, la enfermedad suele diagnosticarse más tarde, pues el tabaco reduce el flujo sanguíneo, por lo que, en ocasiones, el sangrado de encías no se manifiesta hasta fases más avanzadas de la enfermedad.
Por ello, es conveniente que los fumadores presten una especial atención a la salud de sus encías, además de intentar dejar de fumar, pues las personas que fuman tienen hasta tres veces más riesgo de padecer periodontitis.
Detectarla a tiempo puede hacer la diferencia
Cuando no hay un adecuado cuidado de nuestro periodonto (encía), esta tiende a enrojecerse y a sangrar y se desarrolla así la Gingivitis que es la inflamación superficial de la encía.
El sangrado es su principal señal de alerta y si no se trata adecuadamente, puede progresar a periodontitis donde comenzaremos a percibir la movilidad y la perdida ósea.
Estas enfermedades de las encías evolucionan normalmente sin dolor, silenciosamente, y no llegan a ser realmente evidentes hasta alcanzar fases muy avanzadas, por lo que un diagnóstico lo antes posible es esencial.
¿Y cómo la tratamos?
Su tratamiento se divide en tres pasos fundamentales:
1. Raspado y alisado radicular a campo cerrado (limpieza) junto con instrucciones y enseñanza en higiene oral.
2. En algunas ocasiones es necesario una segunda limpieza y pequeñas cirugías de las encías para corregir los defectos que pueda haber dejado la enfermedad.
3. Por último, es imprescindible seguir un programa de mantenimiento o seguimiento para prevenir o controlar la posible aparición de recaídas, aún más si persiste la presencia de factores de riesgo antes mencionados.
En los últimos años, ha quedado patente que la periodoncia no trabaja aislada para tratar los problemas bucales y que, cada vez más, se relaciona con otras áreas de la medicina, así como con la labor farmacéutica, pues está demostrada la relación de la salud bucodental con la salud en general.