Quién lo creyera, pero una derrota y una dosis de azar marcaron la ruta para que
Leidy Ortiz Duarte se convirtiera en una experta en el mantenimiento de
subestaciones eléctricas. Derrota porque cuando se presentó al SENA en Medellín,
cuando tenía 18 años, luego de llegar de su natal Aguachica (Cesar), su intención
era estudiar Seguridad y Salud en el trabajo. Pero no fue admitida.
Azar porque en la segunda opción marcó la tecnología en Electricidad Industrial
aunque en su momento no supiera de qué se trataba eso. Y pasó.
“Todavía me pregunto por qué escogí electricidad industrial. Me mandaron un correo
que había sido admitida a ese programa, pero yo ya no quería estudiar. Hice las
pruebas psicotécnicas sin mucho interés y me llegó otro correo de que había sido admitida. Estudié, me encariñé con la electricidad, le fui cogiendo mucho amor y me
gradué en el 2016”.
Esa tecnología le permitió a Leidy ver un curso de subestaciones y tener contacto
con un grupo de compañeros que ya trabajaban en el medio y para los que todavía
era extraño ver a una mujer interesada en esos temas. Su gusto por la electricidad
industrial fue tanto que en 2018 empezó a estudiar la profesionalización en el
Pascual Bravo.
“Les pareció muy curioso una mujer estudiando esos cursos. Pero en vez de
alejarme, antes me integraron a un grupo muy unido. Al principio yo era con pena,
pero me acogieron muy bien y me pidieron la hoja de vida porque en ese momento
no tenía trabajo. Por ellos llegaron mis primeros empleos en empresas contratistas
como Furel y Élite Ingenieros”.
Su entrada a EPM
En 2022, Leidy se ganó una convocatoria de EPM para ser auxiliar de operaciones y
desarrollar actividades de mantenimiento en las subestaciones.
Allí sus jornadas laborales empiezan a las 7 a.m. en la subestación Colombia,
ubicada en Altos de Calasanz, donde hace parte de una cuadrilla que visita las
subestaciones para hacer todas las labores que buscan evitar interrupciones no
programadas.
Foto: EPM
Esos mantenimientos requieren tareas, cuenta Ortiz, que empiezan con inspecciones
visuales y físicas de los equipos que componen las subestaciones y terminan con
actividades como limpiar, calibrar y lubricar equipos para que sigan operando sin
problemas o mejor de como estaban.
“La verdad es que esto sí ha significado algo importante para mi vida y la de las
personas que me rodean. En la parte emocional me siento súper segura y pues
tener una estabilidad es algo gratificante”.
Ese camino que empezó sin mucha conciencia Leidy Ortiz Duarte desde 2016 hoy lo
siguen pupilas como Alejandra Vesga Ruiz, estudiante de último semestre de la
tecnología en Electricidad Industrial del SENA, quien a sus 19 años es la practicante
de esa unidad de subestaciones y líneas de EPM. Allí comparte con Leidy el honor de
hacer parte de una cuadrilla en la que cada vez será menos curioso que existan
mujeres.