Si hubiera que utilizar una metáfora para describir el estado actual de la central
hidroeléctrica Ituango podría decirse que es un bebé que ya camina, pero al que
todavía le falta correr. Y correr bien toma tiempo, cuidado y un buen plan de
entrenamiento.
Si hablamos de dimensiones y capacidad de generar energía, y seguimos con la
metáfora, no es cualquier bebé. Hoy Hidroituango tiene capacidad para generar 600
megavatios con dos de sus ocho turbinas en funcionamiento. Eso es suficiente para
proveerle energía a dos ciudades intermedias como Armenia e Ibagué. Cuando entre
a operar completa será el proyecto hidroeléctrico más grande de Colombia y
duplicará a El Guavio, que hasta ahora tiene el récord.
Otro dato sirve para ilustrar la dimensión de la hidroeléctrica: cada turbina que entre
en operación (300 megavatios) es capaz de generar la misma energía que toda la
central de La Tasajera, en Barbosa.
Pero vamos por pasos. William Giraldo, vicepresidente de Proyectos de generación
de energía de EPM, explica que a octubre de 2023 la central hidroeléctrica avanza al
92 % de construcción y aún enfrenta retos y riesgos que invitan a la prudencia.
“No se nos puede olvidar que esto es un proyecto de unas dimensiones
descomunales y que cuando ocurrió la contingencia en 2018 estaba al 82 % y cayó
hasta el 72 %. Hoy es un proyecto diametralmente opuesto al de ese entonces.
Hemos avanzado 20 % en estos seis años y que empezara a operar fue un hito
grande, pero que en su momento estuviera fuera de control implica asumir unos
riesgos, valorarlos y resolverlos para salir adelante”, dice Giraldo.
Ese 8 % que falta, explica Giraldo, está enfocado en gran parte en la casa de
máquinas con un 4 % de obra civil y otro 4 % que corresponde al montaje de los
equipos electromecánicos que permitirán la entrada en operación de las cuatro
unidades de generación restantes.
Lo urgente y lo importante
Hoy por hoy los trabajos y las proyecciones en Hidroituango transcurren con dos
perspectivas de tiempo diferentes: por un lado, los trabajos para que las unidades
de generación 3 y 4 entren a operar antes del próximo 30 de noviembre, para
honrar el compromiso con la CREG y evitar millonarias multas. Por otro, la
perspectiva de futuro de los próximos años para que el proyecto pueda completarse
y operar al máximo de su capacidad.
Foto: EPM
Sobre lo urgente, EPM comunicó que a finales de septiembre logró avanzar en otro
hito constructivo: demoler, con la ayuda de trabajos subacuáticos de alta ingeniería,
el tapón de concreto de la conducción tres en Hidroituango que se había instalado
durante la contingencia.
“La importancia de finalizar este trabajo es que permitirá en próximos días realizar el
llenado de la conducción con agua desde el embalse hasta el conjunto generador.
Finalizadas estas actividades se dará inicio a las pruebas que se requieren previo a la
generación de energía de esta unidad”, explicó la empresa.
Un procedimiento similar debe realizarse con la conducción 4 como parte de lo que
falta para que, antes del 30 de noviembre, Hidroituango duplique —de 600 a 1.200
megavatios— su capacidad de generar energía. Estos trabajos, según explica el
ingeniero William Giraldo, permitirían concentrarse en las pruebas de temperatura,
sincronización y vibración para garantizar que el caudal del río pueda pasar por las
turbinas nuevas y generar energía.
Y esos pasos para que la central poco a poco vaya entrando en completo
funcionamiento son la mejor garantía para garantizar su estabilidad y seguridad. “Un
proyecto de estos está hecho para que el agua pase por las turbinas, no para que el
vertedero trabaje indefinidamente. La realidad es que poner a circular el agua por
las unidades de generación es la mayor seguridad que pueden tener las
comunidades aguas abajo”, comenta Giraldo.
Lo otro que falta
Si todo sale bien y las unidades 3 y 4 entran en operación antes de finalizar el año
será otro hito más para Hidroituango, pero todavía faltará un trecho largo para que
el proyecto opere al máximo de su capacidad instalada.
Según los cálculos de Giraldo, teniendo en cuenta los datos y el tipo de trabajos que
se adelantan, la quinta unidad entraría en operación en 2026 y las tres restantes en
2027. Además, explica por qué es clave que se complete la capacidad instalada:
“Hay razones técnicas y financieras. Desde que se concibe un proyecto como estos
se calcula qué tanta cantidad de agua hay en el río y con base en eso se construye
el embalse. Luego se diseña y se construye la capacidad de las máquinas. Un
proyecto de estas dimensiones no entra al sistema eléctrico porque a EPM se le
ocurrió, entra porque el país necesita de esa oferta de energía”.
Esas obras que faltan para llegar al 100 % aún no se adjudican y tienen otro factor
adicional que es el inminente cambio de contratista. Del éxito de ese proceso
depende que Hidroituango pueda llegar, más temprano que tarde, a la cifra que
tanto se ha repetido de generar el 17 % de la energía de Colombia.