Por David Mesa y Stefanny Pulgarín
El reloj marcaba las tres de la tarde y aunque el cielo se veía nuboso, el sol destacaba cada rincón de la distinguida pista violeta, la cual se empezaba a llenar de los usuarios, que aborrecidos por el encierro buscaban un respiro en los más de 400 metros de material sintético que ofrece la Unidad Deportiva de Belén Andrés Escobar Saldarriaga.
Uno de ellos es Nicolás Valoyes, un futbolista de 1,80 de estatura, de tez morena, cabello corto y ojos color azabache, cuyo sueño siempre ha sido convertirse en un jugador profesional, al igual que sus tíos y su hermano, pues además de ser un deporte que lleva en las venas y que practica desde los cinco años, el fútbol se ha convertido para él en un estilo de vida. Uno el cual la pandemia interrumpió en un abrir y cerrar de ojos.
«Venía entrenando diariamente con el club. Este año, personalmente tenía proyectos muy ambiciosos con respecto al fútbol, pues existía la posibilidad de vincularse a equipos profesionales, pero se vio un poquito sesgado por el tema de la pandemia…«, afirma Nicolás Valoyes.
Luego de casi seis meses de entrenamientos individuales en su casa, ubicada a tan solo unas cuantas cuadras de este complejo deportivo situado en el occidente de la ciudad -la Unidad Deportiva de Belén es considerada como el segundo recinto más completo en el Área Metropolitana, pues cuenta con zonas húmedas, canchas de baloncesto, fútbol, voleibol, volley playa, campo de tiro al blanco y bolera-, este joven de 19 años al fin pudo regresar a las canchas y esta semana retomará sus entrenamientos colectivos con el club Total Soccer, en donde se desempeña como defensor central y compite en la categoría Primera B de la Liga Antioqueña de Fútbol.
Volver a la Unidad Deportiva significó un cambio importante pero esperado, pues pasar 24 horas seguidas en su hogar, más la carga académica del estudio virtual, le provocaron varios ataques de estrés y ansiedad, además de una notable pérdida en ciertas condiciones físicas que, en sus cerca de catorce años practicando el deporte, jamás se habían perdido.
“El deporte en sí mismo tiene investigaciones a nivel neurológico en la mejora del estado de ánimo. Además los escenarios deportivos permiten la socialización y sentimientos de pertenencia que también promocionan la salud tanto física como emocional” afirma Carolina Restrepo López, quien es psicóloga de la universidad CES.
Aunque ahora deberá practicarlo con todas las medidas preventivas de bioseguridad, Nicolás está dispuesto a aceptar la “nueva normalidad”, así esto represente un desgaste físico mayor para él, pues como lo indicó el Inder, todas las personas que deseen ir a practicar algún deporte en cualquier escenario deportivo de la ciudad, deberán hacerlo usando el tapabocas en todo momento, portando un kit personal de bioseguridad con mascarilla de cambio, toalla, gel antibacterial o alcohol y manteniendo el distanciamiento físico, incluso en los entrenamientos colectivos.
“Este es un trabajo en equipo porque a mayor libertad mayor responsabilidad; ahora la responsabilidad es de todos, de la institución y de los ciudadanos. El llamado es a seguir haciéndolo bien” , señaló el pasado 7 de septiembre Diana Toro, directora del Inder Medellín.
Finalmente, luego de la reapertura de 267 escenarios barriales, 14 unidades deportivas satelitales, y que desde el pasado 21 de septiembre estos se habilitaron para la práctica libre, Nicolás se prepara para volver a perseguir ese sueño que a lo mejor la pandemia le frenó, pero que nunca ha parado de trabajar por él.
Cabe señalar que desde el Inder se invita a toda la comunidad para que retomen sus actividades deportivas en las instalaciones que ofrece la Unidad Deportiva de Belén, siempre y cuando se cumpla con todos las medidas de bioseguridad establecidas. Por otro lado, hay que recordar que el Inder sigue ofreciendo clases virtuales gratuitas a través de su Facebook Live para mantener el bienestar de los usuarios que deseen conectarse desde sus casas.
