Autoregulación emocional y las ventajas de desarrollarla

La autorregulación emocional puede entenderse como la capacidad de gestionar de forma óptima las emociones.

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Vamos Belén

La autorregulación emocional es la capacidad de responder a las demandas que nos plantea nuestra experiencia con una respuesta emocional adecuada, socialmente aceptable y adaptada al contexto. Las personas que dominan esta habilidad pueden reaccionar
espontáneamente y pueden optar por no seguir sus primeros impulsos cuando sea necesario.

La autorregulación emocional puede entenderse como la capacidad de gestionar de forma
óptima las emociones. En otras palabras, es un constructo que incluye inteligencia
emocional interna que nos permite convertir una experiencia potencialmente estresante y
emocionalmente desagradable en algo, aunque siga siendo desagradable, pero entendemos
que es temporal, incontrolable y controlable. Tener una buena autorregulación emocional
significa poder identificar lo que nos está pasando, seguir su evolución e intervenir para que finalmente desaparezca.

Las emociones no son reacciones instintivas, pero para que sucedan es necesario seguir un
proceso que podemos manipular para modificar nuestra respuesta. Según esto, en cada
momento se desarrolla un acto.

Entonces surgirá una situación emocional (interna o externa).
La atención de la persona se dirige a la situación.
Se evalúa y explica lo sucedido a nivel cognitivo y emocional.
Se genera una respuesta que incluye elementos emocionales, mentales y conductuales.

Para poder llevar este proceso a cabo de manera satisfactoria, es necesario contar con
ciertas habilidades, tales como lo son:

Metacognición:

Percepción y capacidad de reflexionar pensar por uno mismo.
Autoconocimiento: conciencia del propio ser, de las propias cualidades, fortalezas y
debilidades. Se asocia con la introspección.

Autonomía:

El autocontrol es la capacidad de mantener el enfoque y la acción.

Autocontrol:

observar y controlar el propio comportamiento.

Autoeficacia:

Confianza en su capacidad para alcanzar las metas establecidas.

Automotivación:

Motivación propia para persistir en lo que se pretende lograr, para
mantener el optimismo y entusiasmo por ello de manera autodirigida.

Flexibilidad mental:

La capacidad de adaptar el comportamiento a las condiciones
ambientales cambiantes.

Supresión del comportamiento:

La capacidad de detener un comportamiento y reemplazarlo
por uno más apropiado.

Autoevaluación:

La capacidad de evaluar y evaluar el propio desempeño y aprender de la
experiencia.

La autorregulación es un proceso importante que existe en muchos ámbitos o áreas
diferentes de nuestras vidas. Esta habilidad es fundamental en la regulación de la conducta
y del comportamiento en general, por lo que su desarrollo es importante para adaptarse al
contexto. Esta habilidad se puede entrenar practicando los factores que la abarcan.

Autoconciencia:

Un elemento fundamental del proceso de autorregulación es el
conocimiento de nuestra persona, sus características, sus fortalezas y debilidades. Por ello,
es recomendable analizar diferentes aspectos de nuestra vida, valorando qué queremos
mejorar o debemos aprender y qué factores ya consideramos buenos. También es
recomendable describirse a nosotros mismos con el mayor detalle posible, que luego se
pueda comparar con los que están cerca de nosotros.
Planificación: cuando se trata de planificar, una estrategia es dividir las metas en metas más pequeñas.

Esto aclara los pasos a seguir, permitiendo evaluar la consecución de estos
subobjetivos, además de favorecer la consecución de un gran número de pequeños
refuerzos o de autovaloración, es decir, la autovaloración positiva de uno mismo, que
variable aumenta la motivación. La programación es una función esencial tanto para iniciar
como para mantener el comportamiento.

Formación en resolución de problemas:

La técnica de resolución de problemas consiste en encontrar una solución de forma planificada. Primero, la persona identifica el problema y se orienta, analizando cómo lo percibe, cuánto control tiene sobre él y cuánto tiempo le dedica. Luego se define claramente el problema, se formula y evalúa la importancia individual del problema y se logra el propósito a través de la resolución del problema.

Luego, se generan una serie de alternativas y se evalúan sus consecuencias, para elegir la
que creemos más adecuada. Finalmente, se elabora un plan, se implementa y se comprueba el desempeño de la solución elegida a lo largo del proceso, realizando ajustes si es necesario.

Gratificación diferida:

la gratificación diferida es la capacidad de retrasar la recompensa
inmediata y mantener el comportamiento a largo plazo; Se trata de resistir y dejar ir las
tentaciones. Así, la gestión eficaz de los recursos atencionales a través de técnicas de
control de estímulos, mediante las cuales se identifican y evitan los factores que impiden la
consecución de objetivos y el mantenimiento de conductas a largo plazo, los revela.
Autodirección: La formación de la autodirección implica que la persona se dé a sí misma
órdenes internas para regular su comportamiento. Las auto instrucciones van desde
preguntarse (¿Qué debo hacer? ¿Qué sigue?) hasta autoevaluarse (haré todos los pasos o
probaré este porque creo que es incorrecto) eso). bien o logré dos horas seguidas sin parar).Esta técnica es útil para introducir y automatizar varios procedimientos y rutinas.

Modelado:

Imitar y aprender este comportamiento de otra persona con más conocimientos
o experiencia en el comportamiento que queremos incorporar puede ayudar a adquirir y
mantener un comportamiento. Los modeladores pueden ser cercanos o en vivo, a través de

medios audiovisuales o escritos. Para ello, debemos elegir personas que serán nuestros
modelos para seguir, capaces de observar y presenciar su comportamiento para
conservarlos en la memoria y reproducirlos. Finalmente, los comportamientos son imitados
y practicados hasta lograrlos.

Entrenamiento de respiración y relajación:

estas dos técnicas promueven tanto los reflejos como la metacognición, es decir, la conciencia de los propios pensamientos. Por tanto, su práctica puede ser beneficiosa para el mayor desarrollo de la autorregulación, así como para dedicarse tiempo a uno mismo.

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